30.9.07

si rabona, bien ara...


El agricultor llevaba ya tiempo sin oír prácticamente nada de lo que le decían; la sordera se había cebado en él y lo llevaba con resignación. Lo que no llevaba tan bien eran los comentarios repetidos una y otra vez sobre el tamaño del rabo de su vaca aradora. Era cierto que la vaca tenía un rabo algo más grande de lo normal, pero es que no pasaba desapercibido para nadie.




Una mañana, como otra cualquiera, estaba con su vaca arando en sus tierras y vio venir a un vecino por el camino que llegaba a su plantación. El vecino levantó la mano para saludarlo y se le acercó para hablar con él. Aquella mañana se había levantado con ganas de cháchara, le apetecía pasear y echar un vistazo a los cultivos de sus vecinos, pasar a ver los animales, en definitiva, vivir una plácida mañana en compañía de quien quisiera darle conversación.




El agricultor lo abanó con la mano y siguió dando empujones al arado mientras animaba a la vaca con sus conocidos sonidos guturales y sus chasqueos con la lengua, mientras ya imaginaba lo que su vecino venía a decirle: que "cacho rabo tiene la vaca, cristiano", así que, por el rabillo del ojo, lo vio sentarse en una piedra, quitarse el sombrero, rascarse la calva y volvérselo a poner.




El vecino empezó con su conversación. Advirtió que los calores no eran normales para esa época del año; le explicó que tenía unos dolores en "las espaldas" desde hacía algún tiempo que lo tenían "jeringao" y que la nietilla chica iba para la universidad ese año. Pero al darse cuenta de que el agricultor no le respondía, silbó y preguntó en voz alta: "¡¿Usted me oyó, cristiano?!"


El agricultor, que lo único que había podido escuchar había sido el agudo silbido, se volvió hacia él con aire cansino y, después de secarse el sudor que le mojaba la frente, le respondió: "¡Si rabona, bien ara!"




El vecino, perplejo, se levantó de la roca y fue a buscar conversación a las tierras de al lado...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola guapa. Me alegra mucho ver esa nueva actitud en tí, creo que ya te tocaba, que ya era hora, los que te queremos llevamos mucho tiempo esperándola ... y parece que ya ha llegado.En estos momentos estoy muy identificada contigo, ya nos vemos y hablamos. Sólo espero que en tu nuevo caminar, no me excluyas a mí. Besos

Amaranta Buendía dijo...

¿Excluirte a ti? Todavía recuerdo la noche del 8 de Septiembre, cuando nos comimos un perrito caliente en La Piedra y nos tuvimos que ir porque me bebía las lágrimas y eras la única que estaba conmigo para escuchar lo que me pasaba por la cabeza. Y la llorona que te eché esa misma noche en el parque de Las Huertas hablándote de lo mal y sola que me sentía. Tal vez yo no estuve cuando te hice falta a ti, pero te agradezco en el alma que no te vengaras por eso y me abrieras los brazos cuando más lo necesité. Muchas gracias. Creo que no eres consciente de la falta que me hacía, Ju. Recuerda llamarme para cuadrar las tardes y darnos una vuelta por nuestro pueblo tan lindo, que tanto disfrutamos las dos. Un beso enorme, machanga.