En estos días en que no tengo que trabajar es cuando me doy cuenta de que soy como un animalillo que sólo es inofensivo si se le tiene atado y bien atado.
Y es que, en estos días en que no he ido a trabajar, he jugado al Mus y al Parchís con gente que ni siquiera conozco.
Es tanto mi vicio con el juego que, cuando me quise dar cuenta, me estaba jugando también el orgullo y el corazón....
Y sin mover una ficha, sin tirar un dado y sin levantar una sola carta.
¿Les interesa un consejo de ludópata escaldada?
Después de la medianoche, como en La Cenicienta, todo se vuelve más feo. Al menos en esto de los juegos. En todos los juegos.
Así que... después de las doce, un buen libro y el messenger cerrado.
(Nunca he ganado una apuesta yendo de farol).
8 comentarios:
Coño, pues me gustó la moraleja, fíjate tú, me creí lo de las cartas y me sorprendiste con la conclusión.
Un beso.
Menos mus on-line y más quedar con los amigos coño, jejejej.
gracias, helio:-)
Interesantes juegos, y al subastao cuanto hace ke no juegas, yo ya llevo años sin jugar, kien lo diria ehhh, bueno a ver si este finde nos vemos y echamos unas risas y unos juegos, besos.
Señor D.
yo al subastado me meto una maratón al menos una vez a la semana, así que sigo entrenadísima!!! ya te cogeré pa echar unas manitas.
Al final no fuiste a la bodeguita... ya me contarás por qué, bandío.
Un besito, mi señor D del alma.
Me gustó...las cartas sobre la mesa y leyendo la letra chica, jejeje.
Saludos.
Si yo leyera cualquier letra, grande o chica, otro gallo me estaría cantando...
Saludos, agüitaviva
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